Por Jean-Louis Ricard
LOS TRES TIEMPOS DE LA GRAN OBRA
Antes de apartarse de la teurgia operativa de su Maestro Martinez de
Pasqually, Saint-Martin la practicó insistentemente hasta obtener resultados
convincentes.
Robert Amadou no fue injusto al afirmar que Saint-Martin había
conservado la teurgia interiorizándola, “internalizándola”
1.
“Yo predico y ensalzo una teurgia intra-cardiaca, no ceremonial
”2. El
Filósofo Desconocido sin duda trascendió el Martinezismo abriendo una vía
que Papus llamó posteriormente Martinismo.
El proceso de regeneración del hombre puede ser incluido en las cuatro
obras que son objeto de nuestro estudio, y este proceso es el mismo del
Hermetismo que Saint-Martin rechazaba explícitamente.
El Filósofo Desconocido renunciaba a toda “operación” externa así
como a toda práctica alquímica de laboratorio, desplazadas por el oratorio
interno.
Esta vía de la interioridad se apoya sin embargo sobre los mismos
principios de las cuatro vías del Hermetismo, o de la Alquimia llamada
“externa”:
“Purificaos, pedid, recibid y obrad. Toda la Obra está en estos cuatro
tiempos”3.
Purificaos (Ecce Homo).
Pedid (El Hombre de Deseo).
Recibid (El Hombre Nuevo).
Y Obrad (El Ministerio del Hombre-Espíritu)
4.
Ciertamente, esta progresión en cuatro tiempos nos prueba por sí
misma que Saint-Martin se servía de una vía alquímica, y cuando nos fijamos
en el estudio de estas cuatro obras, los elementos se tornan claros.
De esta forma, la primera etapa de la Alquimia es llamada Obra al
Negro.
LA OBRA AL NEGRO
Corresponde al “primer color que aparece en el Solve alquímico”
5.
Esta primera etapa recibe varios nombres en la Ciencia Hermética:
“Calcinación”, “negro”, “muerte”, “putrefacción”, “noche”.
Saint-Martin consagró “Ecce Homo” a la expiación de la falta original,
y este estado de espíritu engendra un proceso de mortificación y de
putrefacción simbólicos. Ciertamente, esta expiación se encuentra en las tres
Obras principales, pero en esta la encontramos más claramente definida.
El sentimiento de culpa primitivo debe prevalecer en toda la
rehabilitación ulterior, como en todas las operaciones de los Elus-Cohens
donde las prácticas son abiertas por las “oraciones de arrepentimiento y
expiación”
6.
De hecho, el Cohen reconoce el crimen del primer hombre, Adán, y de
su posteridad.
Saint-Martin también, y lo anuncia muy claramente: “tus
padecimientos interiores... están en la Obra, están en el primer escalón de la
Obra”
7.
La expiación por los “padecimientos interiores”, la mortificación, los
llantos llamados “lágrimas de miseria”, continuación de la “degradación”
debida al crimen primordial, “estado de enfermedad apático y tenebroso”, el
horror en el cual el hombre caído está situado; cuántas veces hemos
observado en estas obras la palabra “crimen”: “tú pagas, infeliz hombre, las
noches del crimen con intereses”
8.
Saint-Martin revive este crimen cósmico con tal intensidad que, al
interiorizarlo, tiene la conciencia de experimentar la propia agonía de Dios:
“así que no deberíamos esquivar la agonía interna, pues son las palabras de
agonía, las que siembran y las que engendran, porque ellas son la expresión
de la vida y del amor”
9.
Esta “santa herida”
10, que se debe extender, ¿no supone una agonía
romántica?.
Pero la mortificación en Saint-Martin solamente es un estado pasajero,
es una etapa necesaria, porque el hombre, desde que se vuelve culpable,
también se vuelve capaz, y su renacimiento debe ser precedido por su muerte,
según la ilustración de la divisa alquímica del Fénix: Perit ut vivat.
Si el deseo ha sido esencial para el renacimiento, también ha sido
esencial para la muerte porque la “liberación comenzó desde el instante de la
caída”
11 y este deseo mortífero de aspiración por la muerte es antes de todo el
autor de un deseo de renacimiento.
De esta forma, la Obra que simboliza más precisamente la Segunda
Etapa de la Obra alquímica no es El Hombre de Deseo, sino el Hombre
Nuevo.
LA OBRA AL BLANCO, O LAS BODAS ALQUÍMICAS.
El Diccionario Alquímico proporciona pocos elementos concernientes
a la Obra al Blanco, “segundo color de la Obra, que corresponde al segundo
grado de fuego”.
La “Piedra de los Filósofos”, después de haber pasado por el primer
estadio de la “putrefacción”, emblanquece y pierde sus olores nauseabundos.
Esta segunda etapa, llamada “régimen de la Luna”
12 debido a su
blancura, está simbólicamente dedicada a “Isis”
13, diosa lunar, y a la Plata.
Mas esta segunda fase es sin duda una de las más complejas, porque el
lado femenino y lunar prevalece en la primera parte de esta etapa, llamada
régimen al blanco, y la segunda parte es llamada “hermafrodita”
14, porque “el
azufre y el mercurio de los filósofos”
15, llamados “Rey” y “Reina”
16 se
equilibran y se unen. Esta fase tan importante es la del reencuentro, la de la
unión mística o “nupcias alquímicas”
17.
“La unión indisoluble”
18 que pregona Saint-Martin, toma su sentido
verdadero en esta etapa de la regeneración.
Ciertamente, la descripción del proceso está expresada por variantes
debido a técnicas diferentes, figuradas por la vía externa o la vía interna.
De hecho, esta Segunda fase en Saint-Martin corresponde a la
comunicación con el Santo-Ángel-Guardián, que el autor denomina
“Reconciliación”
19.
De esta forma la “reconciliación” es el segundo acto del proceso de
regeneración cuya finalidad solamente puede ser la “reintegración de los
seres”; “la meta final, y el destino del Hombre Nuevo, ¿no debería prevalecer
sobre los pasos oscuros y sufrientes de su reconciliación?”
20.
Estas nupcias íntimas del corazón en Saint-Martin no es más que una
etapa de la Obra y no su conclusión, “la meta final” está aún por venir.
Pero “la estrella de los Magos”
21, que los alquimistas simbolizan por el
planeta Venus y que se manifiesta en esta fase, sobre la “Piedra al Blanco”
22,
anuncia que la operación está por el buen camino.
“La Estrella de los Magos” es también llamada la Estrella de la
Esperanza.
Esta esperanza Saint-Martin la deja presentir porque, después de “los
pasos oscuros y sufrientes de la reconciliación”, oiremos “santificaos (dice
Josué a su pueblo), porque el Señor hará amanecer entre vosotros cosas
maravillosas”
23.
Estas “cosas maravillosas” son anunciadas por el Ángel Guardián.
El Ángel Guardián es llamado “el amigo” o “el amigo fiel” por el autor
a lo largo de su obra; “es éste amigo fiel que nos acompaña aquí abajo en
nuestra miseria, como si estuviese aprisionado con nosotros en la región
elemental”
24.
Y solamente por el “corazón del Hombre”
25 el Ángel podrá entrar en
contacto con su protegido.
“El Ángel es la sabiduría” de Dios, “el corazón del Hombre es el
amor”; “ellos solamente pueden ser unidos en el nombre del Señor que es, al
mismo tiempo, el amor y la sabiduría que los liga en su unidad. Ninguna
unión es comparable a esta, y ningún adulterio es comparable a lo que altera
una unión semejante”
26.
Semejante a aquella estrella que guía al peregrino con la cual “el
artista se liga”
27, la aparición del “Ángel terrestre”
28 unido a su corazón debe
“preservar, dirigir y vigilar, ser el guardián y el mentor”
29 del artista, del
hombre de deseo.
Esta presencia instalada en el hombre de deseo debe por tanto guiar,
por esta alianza o unión sagrada, al elegido en la dirección del “Hombre
Nuevo”
30, que toma así el camino de la regeneración.
Es necesario resaltar, que esta comunicación con el “Santo-ÁngelGuardián”,
existía en el sexto grado de la Orden Masónica de los Elus-Cohens de vocación teúrgia de Martinez de Pasqually: “nosotros te
invocamos, oh Santo Ángel, para ser el Guardián de (sobrenombre o nombre
del solicitante)..., y responder siempre a su llamada”
31.
Esta alianza es sellada por oraciones evocatorias, y una unción sobre la
cabeza del solicitante en conmemoración de la “primitiva alianza del hombre
con el eterno”
32, y sobretodo por el carácter sacerdotal de esta unión.
Esta segunda fase de la obra interior o alquímica se concluye en la
etapa de la unión del “Rey” y de la “Reina”
33, y del Ángel que es espíritu
divino con el corazón del hombre de deseo, y la tercera fase puede a partir de
entonces ocurrir.
Y es aún en la obra del Hombre Nuevo donde será descrita toda la
progresión y desenvolvimiento de la Obra al Rojo.
LA OBRA AL ROJO, O EL NACIMIENTO DEL NIÑO-REY
“Al final del Magisterio**, la Piedra es roja y fija y, como es perfecta, es
llamada Piedra Filosofal”34.
Poseerá el don de transmutar ciertos metales en Oro, y servirá
igualmente de medicamento para el cuerpo y el alma.
Este estado equivale también para los alquimistas al “nacimiento del
niño-rey”.
35
En la Franc-Masonería, la piedra cúbica expuesta en el centro de la
Logia se encuentra al lado del Sol, y es llamada la piedra perfecta, del mismo
modo que la Piedra Filosofal
36.
Saint-Martin hará uso igualmente del léxico masónico para mostrar un
cierto estado de conciencia o de iluminación interior: “esta piedra
fundamental es realmente la raíz de estas siete fuentes sacramentales que el
Hombre Nuevo descubre en él, cuando pasa por las pruebas indispensables, como es también ese lugar donde descubre este divino instructor del cual
hablamos precedentemente”
37 .
Las nupcias de la etapa precedente, entre el Espíritu de Dios y el alma
del Hombre, sembrará aquello que será el Hombre Nuevo; así “ha anunciado
hacerse en nosotros, y no tardaremos en percibir que la concepción santa se
hace de esta manera”, “debemos observar con atención todos los
movimientos que ocurran en nosotros..., para no dañar el crecimiento de
nuestro hijo”
38.
El hermafrodita de la etapa precedente engendra su propio hijo, este es
el nacimiento del “niño-rey”, según la tradición alquímica que resguardó la
tradición cristiana en el Cristo-Rey.
“El nacimiento” constituye la etapa suprema de la Obra al Rojo, “(por)
este hijo querido que acaba de recibir el día”
39.
El nacimiento del Hombre Nuevo es un nacimiento espiritual porque
es engendrado por el espíritu, pues en el Tratado de la Reintegración de los
Seres, Martinez de Pasqually subraya bien la diferencia entre la posteridad
de Caín y la de Abel
40
De hecho, según el Tratado, Caín habría nacido de un coito carnal
entre Adán y Eva, y su posteridad cargaría con las características de esta
ignominia recordando el pecado original.
Abel, su hermano, sería igualmente el hijo de Adán, pero nacido y
concebido por el espíritu y no por la carne.
El Hombre Nuevo será por tanto la generación espiritual de Abel,
bendecido por Dios, venido a redimir y oponerse a la posteridad de Caín,
nacido del pecado y concebido por la carne y “el entusiasmo animal”
41. Es por
esto que Saint-Martin precisa que “este Hombre Nuevo, no corresponde que
nazca del dolor, de la justicia y de la condenación, sino que nace de la
consolidación del amor, de la misericordia y de la gracia, recibida de su
padre”
42.
Nos competirá a nosotros en el transcurso de nuestra tesis, profundizar
en estos elementos relativos al Tratado de Martínez.
El punto esencial que resalta Saint-Martin reside en que la obra al rojo
no está concluida con el nacimiento del niño-rey, porque este debe ahora crecer y vencer las etapas que le conducirán a su madurez y a su libertad en
Dios.
Lo mismo ocurre en la Alquimia, el “niño-rey” es alimentado de la
leche de su “madre proveedora”
43, que es un compuesto al negro y al verde.
Es este “compuesto”
44 el que fortifica y desarrolla al “niño-rey” hasta la
“granulación”.
Solamente más tarde el “niño-rey” podrá ser alimentado de “sangre”
45
de la propia Piedra al rojo.
Este crecimiento del niño nacido, en la edad adulta, conllevará tres
tiempos.
Los tiempos de crecimiento donde Saint-Martin prodiga toda la
atención a “este hijo querido que es (él) mismo”
46, “este hijo nuevo que (será)
el objeto de los cuidados más asiduos”
47; pero a su vez el Filósofo
Desconocido tratará de ser “el hijo, el padre y la madre”
48, tanto como dure la
etapa de la infancia, etapa de descubrimiento y de fragilidad. Así, “desconfía
por tanto, hombre, de estas luces precoces que te llegan desde la naturaleza
del ser que acaba de gobernar sobre tu ignorancia”
49 .
La segunda etapa se caracteriza por la “aproximación del segundo
año”
50, y Saint-Martin lo compara al episodio en que Jesús dejando su país se
distancia en la fiesta de Jerusalén, para “asombrar” a los doctores del Templo
que “lo escucharon en silencio, y estos doctores serian las dudas que los
elementos y las tinieblas de los falsos educadores tenían exaltadas en su
seno”
51.
El Hombre Nuevo se afirma por tanto en su segunda edad como un
instructor, pero no “abrió la entrada del reino divino, porque (él) está todavía
creciendo, y no ha alcanzado la edad de su virilidad”
52.
En el tercer tiempo, la edad de su madurez, el “Hombre Nuevo” recibe
el “bautismo corporal”
53 de la “mano de su guía”, esto es, de su Ángel
Guardián.
Por última vez, el Hombre Nuevo se somete a su “Ángel” para recibir
“este bautismo corporal regenerador”
54, que le permite acceder a la “plenitud
de la divinidad”
55.
La última vez, porque el Hombre Nuevo restablecido y regenerado en
sus derechos primitivos, será superior a los Ángeles por haber salido
directamente del cuaternario que es Dios del cual él es “su imagen y
semejanza”
56.
“Esta entrada de Dios en nosotros”, se manifiesta “físicamente” a partir
del momento en que el Hombre Nuevo puede “sentir que la divinidad circula
continuamente a su alrededor, para encontrar un sentido allá por donde pasa
e introducirse también en su corazón”
57.
Esta sensación de la presencia de Dios es semejante a la circulación del
fuego, que “el bautismo corporal del Ángel” tenía atizado.
Este fuego interior reanimará los “siete canales espirituales que
aguardan en toda ordenación sacramental, para reconducir los órganos de la
fuente suprema”
58.
“Los siete canales”, mencionados por Saint-Martin , representan los
siete “centros espirituales” que los Elus-Cohens deben volver a despertar en
el transcurso de sus ceremonias teúrgicas, exactamente como estipulan las
instrucciones Cohen: “los trabajos que realizamos, no poseen otro objetivo;
en las siete clases, o en los siete grados deben ser abiertos cada uno de los
siete sellos, o puertas de la inteligencia”
59.
Precisamos que, en el sistema Cohen de Martínez, la última clase
correspondía al título supremo de Réau-Croix.
Este último grado, que Martínez no confirió mas que a un pequeño
número, significa que el Electo estaba preparado para ser reintegrado a sus
derechos divinos primitivos.
Ahora, el Hombre Nuevo o Hombre regenerado de Saint-Martin, se
corresponde estrechamente con el Rosa-Cruz de Martínez de Pasqually.
Ciertamente, la misión del Hombre Nuevo no ha finalizado, porque
deberá todavía pasar por las mismas pruebas que el propio Cristo pasó, para
poder preparar su ministerio que es el de Hombre-Espíritu.
EL CUARTO TIEMPO
O EL MINISTERIO DEL HOMBRE-ESPÍRITU,
O LA REALIZACIÓN DE LA OBRA.
Si la manifestación de Dios es “trina”, según la expresión de Martínez,
su espíritu despierta del “cuaternario”.
Así, las tres primeras etapas de la Gran Obra Alquímica simbolizan la
manifestación de Dios, pero la cuarta revela el ministerio del Hombre
Espíritu por encima de todas sus formas y apariencias.
Lo mismo ocurre para el alquimista, “el verdadero viaje comienza
cuando el Adepto alcanza la Obra al Rojo”
60, la Piedra Filosofal.
Así la filosofía alquímica debe utilizar la Piedra para curar las
enfermedades de la humanidad, porque “ella cura todas las dolencias como la
hidropesía, parálisis, apoplejía, la lepra, mejora todas (las dolencias) en
general”
61.
El Hombre Nuevo recibe por tanto un ministerio divino y se convierte
en una especie de funcionario de la “administración de la cosa divina”
62.
De hecho el Hombre Nuevo se convierte en un maestro de la
naturaleza, maestro en ciencia y sabiduría para sus semejantes, y a la vez
maestro y servidor de la palabra.
Servidor, porque fue regenerado por esta palabra divina que continua
recibiendo y maestro porque en su tiempo puede pronunciar el verbo de la
propia divinidad.
La regeneración del Hombre Nuevo es otorgada por la palabra: “Si,
Señor, es pronunciando tu nombre sobre el Hombre de Deseo como tu
renuevas todo su ser, es pronunciando tu nombre sobre él que nos volvemos
de nuevo vuestra imagen, vuestra semejanza”
63.
El “Hombre Nuevo” solamente podrá cumplir su ministerio en la edad
de la madurez, porque la “infancia” es aquella en que no se habla.
La infancia para Saint-Martin “solamente es afectada del principio por
los sentidos más groseros”, y el uso de la palabra solamente le es atribuida al
final.
La comparación con la Franc-Masonería es evidente, porque el
Aprendiz que tiene la edad simbólica de “tres años” no tiene el derecho de la
palabra.
Por el contrario, la clase secreta de la Franc-Masonería del Régimen
Escocés Rectificado, se divide en dos grandes finales: Profeso y Gran
Profeso”.
Así pues, el Profeso como todo profesor es el que anuncia por la voz.
El Gran Profeso puede igualmente, en la perspectiva Martinista, ser un
Hombre Nuevo, un Hombre regenerado por la palabra, y que puede a partir
de entonces cumplir su ministerio.
El juramento masónico es parte integrante de este aprendizaje del
fenómeno sagrado que representa la palabra. Todo lo que puede ser dicho en
Logia debe ser anunciado “fuertemente y francamente”
64.
Por el contrario, todo masón promovido al grado de Caballero
Bienhechor de la Ciudad Santa, estaría “exento de sus juramentos
masónicos”
65.
Concluimos que todo C.B.C.S. cooptado para la clase secreta debería
estar exento de todo juramento, así como del obstáculo de la palabra, porque
es la palabra misma la que debe regenerar al Profeso, y es también la palabra
la que debe ser el instrumento de su ministerio.
El ministerio del Hombre Espíritu es el de “instruir” a sus semejantes
y a sus hermanos, a los “hombres de deseo”
66.
El Hombre Nuevo “aunque salga del mundo en espíritu, se ocupa de
los suyos que todavía están en el mundo, hasta que la obra esté enteramente
cumplida por ellos”
67.
El ministerio del Hombre-Espíritu es un ministerio de “caridad
espiritual”, porque el hombre regenerado debe tender a ejercer su sacerdocio,
para el bien de otro por lo que concierne a la obra caritativa, y por la
instrucción de la palabra por lo que concierne al espíritu.
Así, para ejercer y defender este ministerio, el Hombre Nuevo se debe
incluir en el mundo para profesar.
“Purificaos,
pedid,
recibid,
y obrad,
toda la obra está en estos cuatro tiempos”.
La Gran Obra predicada por Saint-Martin, descrita en la introducción a
la Tabla Natural (Cuadro Natural), no es más que la Gran Obra Hermética. Y,
aunque el Filósofo Desconocido se preservó de establecer relaciones con la
Ciencia de los Alquimistas que juzga “muy material”, todos los principios
fundamentales de esta Ciencia se encuentran en sus obras.
Dicho esto, su gran originalidad consiste en el establecimiento de un
verdadero paralelismo entre la Ciencia Teúrgica de Martínez, y la Ciencia
Alquímica llamada Hermética.
La segunda parte de esta originalidad se erige sobre la interioridad en
la cual estas dos ciencias se hacen una y única Ciencia, operando.
Robert Amadou habla de la “internalización” de la Teurgia
Martinezista por Saint-Martin y podemos fácilmente añadir que el Filósofo
Desconocido internaliza las diferentes etapas del proceso alquímico que
conduce a la Gran Obra.
Teurgia y Alquimia no son ya ciencias distintas, sino una sólo y única
Ciencia de la que el genio del autor supo romper los secretos, encontrando
nuestro Arcano-Arcanorum
68
*
Traducción de la revista “El Espíritu de las cosas”, Nº 24, 1.999, CIREM.
NOTAS
1
Prefacio al “Hombre de Deseo”, p. 10.
2
Papus: “Louis Claude de Saint-Martin”, París, Demeter, 1.998.
3
H.D., p. 35
4
Las cuatro obras son: Ecce Homo, El Hombre de Deseo (HD), El Hombre Nuevo (HN), y El Ministerio
del Hombre Espíritu (MHE). La idea de realizar una búsqueda sobre la regeneración en S.M. en las cuatro
obras mencionadas, fue sin duda inspirada por un texto de Robert Amadou en el cual cita al Sr. Octave
Beliard, “eminente investigador” del espíritu Martinista. Beliard propone de hecho “observemos que
podemos definir el trayecto filosófico, o camino de la reintegración según S.M., con la ayuda de los
títulos de sus cuatro obras que incluyen la palabra Hombre”. Cita: Le Monde Inconnu, nº 3, Febrero
1.980; entrevista del mes: Robert Amadou por Roger Raziel, p. 32, París.
5
“Diccionario Alquímico”.
6
H.D., p. 10 – prefacio de Robert Amadou.
7
H.D., p. 29 – Prefacio de Robert Amadou
8
Ecce Homo
9
H.D., p. 237
10 M.H.E., p. 283
11 H.N., p. 8
12 “Diccionario Filosófico”
13 Idem
14 Idem
15 Idem
16 Idem
17 “Las Bodas alquímicas de Christian Rosencreuz”.
18 Cita de S.M., publicado por Robert Amadou (Documento Martinista 33), París Cariscript, p. 25 –
“Sedir levez-nous”.
19 H.N., p. 154
20 Idem, p. 171
21 “Diccionario Alquímico
22 Idem
23 H.N., p. 171
24 Idem, p. 7
25 Idem, p. 8
26 Idem, p. 8
27 Definición del “Diccionario Alquímico”, concerniente a aquel que trabaja en la Gran Obra.
28 H.D., p. 72
29 Idem, p. 72
30 H.N., p. 72
31 Ritual del Grado de Maestro Elu-Cohen – Archivos privados, extraído del Manuscrito de Alger, que
será brevemente publicado por El Espíritu de las Cosas – CIREM, BP 8, 58130 – GUERIGNY.
32 Idem.
33 “Las Bodas Químicas de Christian Rosenkreuz”.
** La palabra Magisterio en francés puede tener dos significados compatibles con el texto: 1) El de
Maestrazgo o Maestría; 2) magisterio, que en la química antigua era un polvo mineral muy fino, al que se
le atribuían propiedades maravillosas (N.de T.).
34 “Diccionario Alquímico”
35 Idem
36 Archivos Privados.
37 H.N., p. 211
38 H.N., p. 27
39 Idem, p. 43
40 Tratado, p. 75 (Tratado de la reintegración de los seres...).
41 Idem.
42 H.N., p. 186
43 “Diccionario de Filosofía Alquímica”: nodriza.
44 Término alquímico; en latín compositus significa colocar junto, misma raíz que compost (francés).
45 “La Gran Obra” por Roger Caro, Archivos Privados.
46 H.N., p. 73
47 Idem, p. 44
48 Idem
49 Idem, p. 42
50 Idem, p. 72
51 Idem
52 Idem, p. 126
53 Idem, p. 136
54 Idem
55 Idem, p. 137
56 Idem, p. 244
57 Idem, p. 138
58 Idem, p. 140
59 “Presencia de Louis Claude de Saint-Martin”, p. 70
60 Archivos Masónicos Privados, comentarios relativos a la Gran Obra Alquímica, de Gérad Kloppel,
antiguo responsable de la Masonería de Memphis-Mizrain.
61 Basilio Valentín – Revelación, op. Cit., P. 34
62 M.H.E., p. 39
63 H.N., p. 261
64 Esta divisa masónica provine de una herencia de la “Estricta Observancia Templaria”, Rito sobre el
cual fue insertado el RER durante su creación (Archivos Privados).
65 Archivos Privados.
66 M.H.E. , p. 46
67 H.N., p. 301
68 Arcano-Arcanorum, publicado y comentado por Denis Labouré y Remi Boyer, CIREM, 1.99.